sábado, diciembre 08, 2007

Für dich und für mich


Hoy hablé con tu Padre y nadie puede creer la inmensa facilidad con que los recuerdos vienieronn a mí. Mi amiga se durmió antes que yo, cada una con sus fantasmas, con sus soledades,ahora me tocó quedar despierta hasta el amanecer, esperando hasta mañana. Me gustaría AMAR y COM-PAR-TIR con alguien tanto sentimiento, me espero ser Vikca con su Anthony pero nada: Dániel y Daniel; Julio y Ricardo, todos nada más son nada. Así cada una estamos con sus soledades y sus blasfemias, con sus amores de ocasión y desamores de desesperación. El vaso está hasta el borde pero sabes? Eso no desaparece como tú, intenté hoy dejar de hablar de tí y lo más que logré fue llorar de Tí. El horóscopo menciona que el otro año irá mejor, será mejor porque estaré lejos de todos de tí, de él, de mí, de la Mónica que todos conocimos. Eso suena raro estar lejos de sí, cuesta trabajo. Ojalá nada más, por tí y por vos. Ich liebe dich (liebe= gern). Nur dich verstehen mir.

Para mi san Nicolás en vísperas de Navidad

Me decido a tararearte todo lo que se te extraña
desde el siglo en que partiste hasta el largo día de hoy.
Me acompaño de guitarra porque yo no sé de cartas
y, además, ya tú conoces que ella va donde yo voy.

Lo único que me consuela es que uso dos almohadas
y que ya no me torturo cuando te hago trasnochar.
Otro alivio es que en su árbol los pajaritos de alba
siguen ensayando el coro con que te bienvenirán.

El teléfono persiste en coleccionar absurdos.
Embromarme sigue siendo un deporte universal.
Y la puerta está comida donde la ha golpeado el mundo
—cuando menos una buena parte de la humanidad—.

El cine de enamorados tuvo un par de buenas pistas,
nuestro cabaret privado sigue activo por su bar.
Se nos sigue desangrando la llave de la cocina
y yo sigo sin canciones, habiendo necesidad.

Pueden ser casualidades u otras rarezas que pasan,
pero donde quiera que ando todo me conduce a ti.
Especialmente la casa me resulta insoportable
cuando desde sus rincones te abalanzas sobre mí.

No exagero si te cuento que le hablo a tu fantasma,
que le solicito agua y hasta el buche de café.
En días graves le he pedido masajes para mi espalda
(los peores ni te cuento, porque no vas a creer).

Hay días que en tu sacrificio acaricio tu fantasma,
pero donde iba el delirio no oigo tu respiración.
Siempre termino en lo mismo: asesino tu fantasma
y la diana me sorprende recostado en el balcón.

Ya no sé si lo que digo realmente nos hace falta.
Hoy no es día inteligente y no sé ir más allá.
Pero cuando puedas vuelve porque acecha tu fantasma
jugando a las escondidas y yo estoy muy viejo ya.