miércoles, agosto 22, 2007
ARLT
El trabajo de tesista me ha costado demasiado tiempo, creo que en parte es un autosabotaje (diría Oriana), pero esta semana después de leer como todo lo sólido se desvanece en el aire (parafraseando a Marx y Berman), decidí tomar de nuevo la pluma directa de Arlt, y en unas libretitas me he agarrado a escribir todo lo que me gusta de él, absolutamente todo, y me doy cuenta de su auténtica e innegable filiación por los rusos, en específico una herencia de Dostoievski. Hace días me cuestionadba de porqué mi tesis de Arlt, ¿para dónde? y ¿a dónde? pero al leer tan solo dos cuentitos del argetino, me respondí, la duda de meses sobre mi tesis. Tan innegable es el corpus dostoievkiano en Arlt como el arltiano en mí.
Basta leer Ester Primavera, El jorobadito pero sobretodo El escrito fracasado para amar al hombre que retó a Borges y que tanto admiro...
Va un fragmentito que les toque como espinita para que os animeis a leerlo:
"Nadie se imagina el drama escondido bajos las líneas de mi rostro sereno pero yo también tuve veinte años, y la sonrisa el hombre sumergido en la perspectiva de un triunfo próximo.
Sensación de tocar el cielo con la punta de los dedos, de espiar desde una altura celeste y perfumada, el perezoso paso de los mortales en una llanura de ceniza.
Me acuerdo..."
Y termina el cuento así:
¿para qué afanarse en estériles luchas, si al final del camino se encuentra como todo premio un sepulcro profundo y uuna nada infinita?
ARLT, Roberto. El escritor fracasado
Va fragmento de "Las fieras"
"No te diré nunca cómo fui hundiéndome, día tras día, entre los hombres perdidos, ladrones y asesinos y mujeres que tienen la piel del rostro más áspero que cal agrietada. A veces, cuando reconsidero la latitud a que he llegado, siento que en mi cerebro se mueven grandes lienzos de sombra, camino como un sonámbulo y el proceso de mi descomposición me parece engastado en la arquitectura de un sueño que nunca ocurrió.
Sin embargo, hace mucho tiempo que estoy perdido. Me faltan fuerzas para escaparme a ese engranaje perezoso, que en la sucesión de las noches me sumerge más y más en la profundidad de un departamento prostibulario, donde otros espantosos aburridos como yo soportan entre los dedos una pantalla de naipes y mueven con desgano fichas negras o verdes, mientras que el tiempo cae con gotear de agua en el sucio pozal de nuestras almas.
Jamás le he hablado a ninguno de mis compañeros de ti, ¿y para qué?"
ARLT, Roberto. Las fieras
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