Sus antiguas y sofisticadas caderas de los 17 años, tan añoradas por todo adolescente de el colegio, ahora 15 años después, ya no eran mas que el sarcástico recuerdo de tan codiciados tiempos.
Sherezada había dejado la ciudad de México para poder clausurar los estragos amargos que vivió durante años, no iba en busca del olvido, viajó sorteando su destino a las manos del adiós, como era su sueño, buscando la vida...
Lo que ELLA más recordaba cuando solía estar ausente de caricias comerciadas, era su adolescencia, recordaba como fue su primer encuentro amoroso... Y reía pues la inexperiencia de su acompañante y la propia, dejó de lado la ternura inicial y cayó en la desesperación, después recordaba al que a su parecer fue el amor tangible de su vida y lloraba pues pensaba que jamás debió dejarlo ir, sus caricias, sus besos, su compañía ... Y temblaba mientras lo recordaba ...
En ocasiones, introducía sus leves dedos en busca de la satisfacción que solo Él le provocaba, fantaseaba, sudaba y cansada dormía, la explosión solía ser tan profunda que no omitía ruido alguno al que el multiorgasmo conducía, tomaba la bocina del teléfono y marcaba sin saber a quien, ELLA dibujaba el rostro en su mente y por la ventana veía la plaza de Guatemala y veía ya no los estragos de la guerrilla y el temblor que en antaño le maravillaban, ahora veía la suciedad capitalista florecer y a ese par de niños jugando sobre la fuente... Al instante cerraba las cortinas y prefería lavarse para tirar la mierda que llevaba sobre sus débiles curvas, y se sentaba a esperar al nuevo amor de ocasión y a ganarse la vida con algo de lo único que le Pertenecía, su cuerpo pues su alma, su espíritu y sus recuerdos siempre quedaban fuera de la cotización nocturna, eran tan sagrados para ELLA, que siempre eran su único equipaje y compañía.
16 de Diciembre 2001
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